domingo, 20 de abril de 2008

Drácula y los vampiros

Drácula es un personaje de ficción, protagonista de la novela homónima del irlandés Bram Stoker, de fines del siglo XIX, que dio lugar a una larga lista de versiones de cine, cómics y teatro. Drácula es el más famoso de los vampiros. Se dice que Stoker fue asesorado por un erudito sobre temas orientales, el húngaro Hermann (Arminius) Vambéry que se reunió algunas veces con el escritor para comentarle las peripecias del verdadero Drácula.

El Drácula histórico

Debido a algunas novelas y versiones cinematográficas de Drácula, mucha gente piensa que Stoker basó su personaje en una figura histórica: Vlad Tepes, conocido como Vlad el Empalador, y en leyendas de vampiros que circulaban en Europa oriental. Tepes vivió en el siglo XV y fue príncipe de Walaquia, que formó con Moldavia el reino de Rumania. Es un héroe en su tierra, por la resistencia feroz que opuso al avance de los otomanos. Sin embargo, fue extremadamente cruel con sus enemigos, a los que condenaba a la pena capital de empalamiento. No hay ningún indicio, en cambio, de que bebiera sangre, como los vampiros, ni jamás se le asoció de forma alguna con el vampirismo. El nombre Drácula proviene de Dracul (del latín "draco", dragón), con el que se conocía a su padre, quien integraba la Orden del Dragón, fundada por el Sacro Emperador Romano Segismundo de Luxemburgo. El sufijo "-a" significa "hijo de".

Bram Stoker encontró una breve referencia al Voivoda Drácula en un libro sobre Walaquia y Moldavia, en el que su autor decía en un pie de página: "Drácula, en la lengua nativa de Walaquia, significa demonio". Este nombre sonoro gustó a Stoker, que había llamado originalmente a su vampiro Conde Vampyr. Decidió entonces llamarlo Conde Drácula. Sin embargo, Stoker conocía muy poco sobre la vida del verdadero Vlad (de hecho en aquella época se sabía muy poco sobre Vlad Tepes, y aún hoy se desconocen muchos aspectos de su vida y de su muerte). En realidad, la novela Drácula no tiene relación alguna con la vida de Vlad Tepes. Adicionalmente, no se sabe nada sobre la personalidad y la visión y filosofía de Vlad, por lo que haríamos mal en pensar que el personaje de Stoker está basado en la personalidad de este personaje histórico. Si bien se dice que Arminius Vambéry dio amplia información sobre Transilvania y sobre Vlad Drácula a Stoker, la verdad es que Stoker y Vambéry se reunieron pocas veces en Londres, y no necesariamente para hablar de vampiros. Nunca sostuvieron correspondencia entre sí, y no existen evidencias de que Stoker conociera algo sobre Vlad Tepes.

Para describir los paisajes de Rumanía Stoker se sirvió de dos obras, una de Emily Gerard, La tierra más allá de los bosques (1888) y otra Informe sobre los principados de Walaquia.

Para hallar el verdadero Drácula histórico, debemos remitirnos a los antecedentes literarios de la novela de Stoker: En los textos de Polidori, Nadier, Hoffman, Coleridge, Le Fanu, Gautier y otros, veremos cómo el personaje del vampiro clásico se va desarrollando poco a poco hasta convertirse en el que todos conocemos con el nombre de Drácula.

Una de las más que posibles grandes referencias sobre todo lo que rodea a esta novela es el relato anónimo publicado en inglés en 1860, El extraño misterioso. Se trata de una obra anónima alemana de fecha desconocida, posteriormente traducida al inglés y en la cual se reflejan muchos de los que después han sido tópicos del mundo vampírico tanto en literatura como después en cine.



AMPLIANDO SOBRE DON VLAD....

Vlad Draculea

Vlad III de Valaquia: Príncipe de Valaquia (hoy parte de Rumania), nació (según se cree) en la hoy ciudad rumana de Sighişoara (en alemán, Schässburg), Transilvania, entre noviembre y diciembre de 1431 y murió asesinado en diciembre de 1476 en las cercanías de Bucarest. También es conocido como Vlad Ţepeş (pronunciación: tse'pesh) o Vlad el Empalador.

Gobernante de carácter brutal y sanguinario, fue el más temido de todos los gobernantes de Europa Oriental en el siglo XV, fue uno de los tres hijos de Vlad Dracul (del cual viene el término Drácula o Draculea: hijo de Dracul), quien fue incluido en la Orden del Dragón de manos de Segismundo de Luxemburgo, también rey de Alemania, Bohemia y Hungría, en 1428. Dado que en la mitología rumana no existían los dragones, por analogía fonética de "Drac" (dragón en Húngaro) pasó a ser conocido como "Dracul", que en Rumano significa diablo o demonio.

De Vlad III el Empalador, príncipe de Valaquia, se cuentan numerosas historias y leyendas. Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.

Vlad se hizo famoso por tres cosas: su increíble arrojo y valentía (murió luchando con un ejército de tan solo 200 hombres contra un ejército de 120.000 turcos, algo que había hecho antes varias veces con éxito), su implacable sentido de la justicia y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos. Como su apodo indica, su argumento contundente favorito era el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo sin punta, (ya esto aseguraba un mayor sufrimiento en la víctima), por el ano o la vagina hasta la boca o el hombro, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muera allí lentamente, entre dolores atroces. Al menos cien mil personas, y probablemente muchas más, murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo y las familias de todos ellos, incluyendo a los bebés y a elementos de su própia milicia que "merecian" ser castigados.

Un delegado papal en la corte húngara lo describió así: "No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz agulileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra." (Nikolaus Modrussa).

Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.

Sus hechos fueron inmortalizados por el juglar alemán Michel Beheim, en su obra poética Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei en 1463.

Biografía

Su traumática infancia, fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu, por su padre como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, siendo el propósito evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad. Lo más seguro es que allí aprendiera de los turcos las torturas y la forma humillante de ejecución del empalamiento, que quedaría grabado en su mente para siempre.

Cuando volvió del exilio habían muerto su padre Vlad Dracul, que fue apaleado, y su hermano Mircea, que fue enterrado vivo, los dos por orden de los boyardos, a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno. Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser príncipe de Transilvania, pero solo durante unos meses). Esto ocurrió en 1448, pero los húngaros lo expulsaron por culpa de Juan Hunyadi, comandante en jefe de los nobles de Hungría, antiguo aliado de su padre.

Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó y trabó amistad con Esteban de Moldavia, quien le ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.




Principado (1456-1462)

Cuando conoció que los turcos habían sido rechazados por los húngaros se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, protegido de los turcos. Junto con un contingente de Transilvania derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Tirgoviste, justo donde había muerto su hermano. Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal.

Él fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de Kronstadt (Brasov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo.

Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Ţepeş que significa en rumano: empalador (véase Empalamiento).

Venganza contra los nobles boyardos

Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua pidiéndoles a estos que se pusieran sus mejores galas. Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes les obligó a ir hasta Târgoviste, hasta un castillo en ruinas que había en un monte cercano al río Arges. Los boyardos fueron a pie, y muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida, fueron obligados a construir el castillo de Dracula, y así, sus preciosas ropas de gala, quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento ante el deleite del Empalador, que pudo realizar su venganza y al mismo tiempo construir su castillo. Otra prueba de la gran astucia de Vlad.

A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con divertidas formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades a las que iba a atacar, pour encourager l'esprit. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses. Un ejército turco que pretendía invadir Rumania se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del Danubio.




Caída del poder y prisión

Pero después de 1462 los turcos se desquitaron, pues ocuparon Valaquia conquistando su capital Tirgoviste, y Vlad huyó a Hungría para pedir protección (antes de su huida su mujer se había suicidado tirándose al río, ahora río de la Princesa, por la torre del castillo de la capital y su hijo murió durante la escapada), pero el rey de ese país lo mandó encarcelar durante doce años en el castillo de Visegrád, en la torre de Salomón. Esto ocurre tras una serie de intrigas (falsificación de documentos incluida) muy de la época y del lugar, con lo que Mehmet logra que el Rey ordenara el arresto de Vlad que fue encerrado durante doce años, primero en Visegrado (cerca de Sarajevo, a orillas del Drina) y posteriormente en las inmediaciones de Budapest, donde recibía un trato especial, es decir, era tratado con mayores consideraciones. El rey de Hungría le tenía como si fuera un visitante del castillo y ni siquiera llegó a estar entre rejas. Incluso Matías le ofreció una dama magyar, llamada Ilona Hunyadi, con la que Vlad se casó en 1467. Mientras tanto, entre 1462 y 1475, Radu, hermano menor de Vlad, hombre débil y carente de personalidad, se sentó en el trono de Valaquia casi como un títere de los turcos.


En su estancia penitenciaria hizo de encuadernador de libros y fue exhibido como atracción a las gentes que se acercaban al castillo. Mantuvo su sangriento sadismo matando aves y roedores.

Último ascenso al poder de Valaquia

Más tarde, Vlad recuperó su libertad en 1473 y su trono el 11 de diciembre de 1476, gracias al apoyo real húngaro obtenido. Su última acción fue en diciembre (se dice que fue el día 31) de 1476, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a su voivoda, Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Draculea en una emboscada en la que murió éste y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Su cabeza fue entregada a los turcos quienes la exhibieron como trofeo colgada de una estaca en el centro de Estambul.

Aunque no se ha podido confirmar, su supuesta tumba podría estar en un pequeño convento del lago Snagov, cerca de Bucarest, en donde hay inscripciones y diferentes retratos sobre él.

Llegó a tener otro hijo, llamado también Vlad, con la príncesa húngara anteriormente referida (que se suicidó al no soportar la vida en el castillo de Visegrád). El hijo no llegó a gobernar y murió en 1500.


La novela


La novela, publicada en mayo 1897 (Westminster, Archibald Constable and Company), despliega erudición sobre vampirismo. El vampiro ha logrado conquistar la muerte, más que la inmortalidad, puesto que está condenado a vivir casi como un espectro. El término vampiro es eslavo, proviene del serbio "vampir" y del ruso "upir". No existe en rumano una palabra para designar al vampiro. Algunos traducen el término rumano "strogoi" como vampiro, pero este vocablo se refiere a una bruja o espectro, no a un vampiro. Algunos dicen que "nosferatu" es la palabra rumana para vampiro, pero en realidad proviene del griego "nosophoro", que significa "portador del mal". La verdad es que los vampiros ni siquiera provienen de Transilvania, vienen principalmente de Hungría, Serbia, Moravia y los países eslavos.

El vampiro es conocido “en todos los lugares en que ha existido el hombre”, le hace decir Stoker a su personaje, el doctor Van Helsing, médico experto en “enfermedades oscuras”. “Ha seguido el rastro del berserker islandés, del huno, engendrado por el diablo; del eslavo, el sajón, el magiar”.

En las primeras páginas de su novela, Stoker insinúa la seducción horrorosa del vampiro. En un castillo decadente, rodeado de un paisaje invernal y solitario, un hombre cultivado, aristocrático y atemorizante acaba de franquear la entrada a un joven inglés con la frase clave: “Entre usted libremente y por su propia voluntad”. El conde Drácula no refleja su imagen en los espejos; y es que la superstición decía que el vampiro había perdido su alma (las antiguas culturas relacionan la imagen reflejada con el espíritu). Drácula es peligroso, repugnante y veladamente sensual. Pronto se verá que convive con espectros. Pero estos espectros son voluptuosas figuras femeninas. Esta imagen del vampiro no es un invento de Stoker, se había desarrollado ampliamente con anterioridad, desde la publicación del relato El Vampiro de Polidori en 1816, hasta la publicación de La buena Lady Ducayne en 1896, un año antes de la publicación de Drácula. El vampiro había tomado varios nombres, Lord Ruthven, Lord Seymour, Sir Francis Varney, y había tenido mucho éxito en toda Europa en espectáculos de circo, obras de teatro, melodramas, óperas, novelas, cuentos y folletines.

Mediante diarios personales de los principales personajes y cartas que éstos se intercambian, Stoker desarrolla una historia en la que se revela la desmesurada ambición de poder de Drácula, quien se traslada a Londres y mueve ejércitos de ratas, niebla, lobos, murciélagos y tormentas para lograr su objetivo.

Stoker conocía los detalles de la superstición y refiere los poderes del vampiro (capacidad de alterar el clima, de lograr obediencia de seres repulsivos, como las ratas, moscas, arañas y los murciélagos, pero también de los lobos y los zorros), fuerza sobrehumana, posibilidad de convertirse en animal o niebla. El vampiro huye de la luz diurna, que lo debilita pero no lo destruye, puede moverse en el mediodía durante un escaso período de tiempo (el conde Drácula en la novela aparece a plena luz del día buscando a Mina Harker); duerme sobre tierra traída de su lugar natal, en el interior de un ataúd; bebe sangre humana (su único alimento) y convierte en vampiros a las personas a las que asesta su mordedura fatídica. Se lo puede mantener a raya con crucifijos, ristras de ajo, hostias y agua bendita, pero para que muera realmente se debe clavar una estaca en su corazón, decapitarlo o herirlo con una bala de plata.

El Drácula de Stoker tiene todos los elementos de los vampiros que lo precedieron, más algunas características tomadas del hombre lobo, cuya historia había sido publicada poco antes.


Personajes Principales

Conde Drácula: El Conde es el elemento del mal, la percepción de todo lo que es repulsivo y dañino en el mundo. No se explica como el mismo se convirtió en vampiro, aunque las conjeturas apuntan a siglos atrás en alguna noche de los muertos, día en que Jonathan llegó a Transilvania por primera vez. Tiene un gran poderío económico y es sumamente inteligente. A nivel físico es descrito como un hombre alto, con cara aguileña, con escaso pelo alrededor de las sienes, pero abundante en otras zonas, con cejas muy tupidas y boca cruel; dientes particularmente afilados que sobresalen en unos labios sensuales y rojos, que resaltaban en su extrema palidez.

Wilhelmina Harker (antes Murray): Mina es la esencia de la pureza en esta obra, destaca por su amabilidad y su amor lleno de candidez hacia Jonathan, quien se vuelve su marido. Sufre la partida de Jonathan a los Cárpatos y se consuela pensando en su amiga Lucy y es sus planes de boda. Conforme el relato pasa evoluciona en un mujer buena y valiente, capaz de radicales decisiones con el fin de exterminar al Conde, quien le ha robado su alma. Es descrita como una mujer sumamente hermosa, pero beatífica.

Jonathan Harker: Ayudante de abogado, es mandado a los Cárpatos por el señor Hawkins, quien es su jefe. Sobrevive gracias a su valentía, pero con un horror traumático al Conde Drácula. Desposa a Mina, quien lo cuida en su convalecencia y lo mima, cree que lo que le sucedió en Transilvania es fruto de su imaginación y decide esconderlo. Luego toma conciencia y va en busca de Drácula para poder salvar a su esposa.

Lucy Westenra: Amiga de Mina, amor de Godalming y Seward, quienes a su vez son amigos; dulce y cariñosa, vive con su madre. Es la primera en ser atacada por el Conde y se convierte en un vampiro femenino, es finalmente vengada por sus amigos, quienes le dan el descanso eterno.

Abraham Van Helsing: Doctor, quien fue maestro de Seward y su amigo, es quien dirige el ataque hacia el Conde. Mayor, su hijo murió de forma desconocida y crea una gran amistad con Mina. Es paciente, bondadoso, pero también tiene una personalidad fortísima y dominante. Es muy inteligente y sabe todos los secretos del Conde. De complexión fuerte, nacido en Austria, experimentó con las ciencias ocultas en su juventud, y con las virtudes medicinales y homeopáticas de diversas plantas. Es el caza vampiros por excelencia.

Dr. John Seward: Valiente, lucha contra Godalming por el amor de Lucy, al final ayuda a Van Helsing a matarla. Es introspectivo y de ordinario serio y calculador. Maneja un manicomio, donde el Loco Renfield lo ataca. Dentro del libro es la mano derecha de Van Helsing, fue su mejor y más brillante alumno. Su diario es fonográfico. De todos es el más escéptico y representa la visión victoriana de que los misterios no existían. Su consideración científica casi le impedía creer en los vampiros, hasta que cede y demuestra su valor y lealtad.

Renfield: Presuntamente loco, es custodiado por Seward durante un tiempo, debido a sus ataques extraños. Ataca a Seward, habla tranquilo con Mina y en general es mostrado como un cuerdo que se ha vuelto loco por su necesidad de sangre. Hace cadenas alimenticias para obtenerla y al final es asesinado por su maestro Drácula, quien parte su cuerpo en mil pedazos.

Lord Arthur Godalming (antes Holmwood): Prometido de Lucy, le dona su sangre y le da el descanso final, destrozando su corazón con una estaca. Su padre estuvo enfermo de gravedad y cuando este muere hereda su título nobiliario. Suele ir de caza con Morris. Valiente, pone su capital a disposición de sus amigos.

Quincey Morris: Joven tejano, el más atrevido e irreverente de los tres. Su osadía no conoce límites, es un magnífico cazador y va detrás de Drácula como de una presa más. No hay anotaciones suyas en ninguna parte del libro, los demás hacen referencias constantes a él, pero no escribe en sí mismo, tal vez por su carácter aventurero. Al final muere producto de una puñalada, pero muere con una sonrisa. El hijo de Mina y Jonathan es bautizado Quincey en su honor.

Versiones cinematográficas

Existen versiones (más o menos fieles) de Drácula desde los orígenes del cine. Entre ellas, se pueden destacar:

* Nosferatu, un clásico del cine expresionista alemán, dirigido por F.W. Murnau (1922). La intención de Murnau era hacer una adaptación de la novela, pero la negativa de los herederos de Stoker le hizo cambiar nombres y detalles para evitar problemas legales. A pesar de ello, fue llevado a juicio, y se ordenó la destrucción de todas las copias de la película. Afortunadamente, no todas fueron destruidas.
* La producción mexicana de los años 20 El Ataúd del Vampiro con Germán Robles como protagonista.
* La versión de Drácula (1931), dirigida por Tod Browning y protagonizada por el húngaro Bela Lugosi.
* La versión hispana de Drácula (1931), dirigida por George Melford, protagonizada por Carlos Villarías en el papel de Drácula y por Lupe Tovar en el papel de Mina. Se filmó en el mismo set de la Universal durante las noches en que descansaba la producción principal anglófona. Durante decenios se dió por desaparecida esta versión hasta que en 1990 apareció una copia en perfecto estado en el ICAIC de Cuba. Para sorpresa de la crítica, la versión hispana contenía efectos y hallazgos visuales que no existían en la versión anglófona y que, en ese aspecto específico, incluso la superaban de manera evidente.
* En continuaciones de la saga por parte de la productora Universal Pictures el papel de Drácula fue interpretado por John Carradine, en títulos como La Casa de Frankestein (1944), La casa de Drácula (1945).
* La versión Drácula (1958) de la Hammer Productions, dirigida por Terence Fisher y protagonizada por Christopher Lee.
* La versión Drácula, príncipe de las tinieblas (1966), segunda parte de la anterior de 1958 con la misma producción, dirección y protagonista.
* En 1966, John Carradine vuelve a interpretar al conde Drácula en una infima película llamada Billy el niño contra el Conde Drácula, volvería a ser Drácula en la película las vampiras de 1969.
* El Conde Drácula dirigido por Jesús Franco y protagonizada una vez más por Christopher Lee.
* Una versión televisiva con Jack Palance en el papel de Drácula.
* Sangre para Drácula de Paul Morrisey con Udo Kier como Drácula.
* El gran amor del conde Drácula, dirigida por Javier Aguirre con Paul Naschy como Drácula.
* Drácula, dirigida por John Badham en 1979, con Frank Langella en el papel principal.
* La película Nosferatu, fantasma de la noche, de Werner Herzog (1979), homenaje a la de su compatriota Murnau. Con Klaus Kinski en el papel principal.
* La película Drácula de Bram Stoker, realizada por el cineasta estadounidense Francis Ford Coppola en 1992. En ella, el móvil de Drácula ya no es el poder, sino una mujer, a diferencia del libro, donde esto es apenas un cabo suelto; Stoker no explica por qué el conde se dirige directamente al encuentro de Mina, su víctima. Sobre este flanco débil de la historia, Coppola construye un Drácula monstruoso pero enamorado. Mina es igual a la mujer que el conde amó y perdió cinco siglos atrás, y la razón de que haya atravesado "océanos de tiempo" no es otra que recuperarla. El erotismo, subyacente en la novela, es sacado a la luz por la versión de Coppola.
* La más reciente versión cinematográfica de la historia de Stoker fue Drácula 2000, de Wes Craven.
* En el 2002 versión televisiva de Drácula, dirigida por Roger Young y con Patrick Bergin con el papel del aristócrata vampiro.
* En 2004, New Line Cinema produce la película Blade: Trinity, escrita y dirigida por David S. Goyer e interpretada por Wesley Snipes (Blade), Jessica Biel (Abigaíl Whistler) y Ryan Reynolds (Aníbal King). Estos tres cazavampiros deben buscar y exterminar al recientemente resucitado Conde Drácula, aqui llamado Drake.
* En 2004, Universal Pictures lanza la película Van Helsing, dirigida por Stephen Summers, y protagonizada por Hugh Jackman. En esta película, Drácula (Richard Roxburgh) es hijo de Valerius el Grande, muerto en el siglo XVI por la mano derecha de Dios. y quien pactó con el Diablo la vida eterna. En el siglo XXI, Drácula es quien financía los experimentos del Dr. Frankenstein para la creación de su Criatura, para así darle vida a los hijos que ha tenido con sus novias, y tiene bajo su control a los hombres lobo. Gabriel Van Helsing, un joven cazador de monstruos que trabaja para una organización secreta del Vaticano que se encarga de exterminar a estas criaturas, es mandado a Transilvania para destruir a drácula y permitír que las almas de los Valerius lleguen al cielo.
* En 2006 la televisión colombiana lanza el programa El Castillo Drácula, una parodia del oscuro personaje.





¿Pero que es un VAMPIRO?

Un vampiro es, en la cultura popular de varios países, una criatura que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo. Probablemente la base de la mayoría de las ideas acerca de vampiros que forman parte de la cultura popular actual sea el libro Drácula de Bram Stoker, y las películas de cine basadas en él, como Nosferatu y Drácula de Bram Stoker. Algunos estudiosos del vampirismo han sugerido que estas leyendas se hallan relacionadas total o parcialmente con casos de patologías reales como la rabia; interesante el estudio del neurólogo español Juan Gómez Alonso Los vampiros a la luz de la medicina; o la porfiria. Junto con el hombre lobo, el vampiro es quizás el más famoso ser sobrenatural de la cultura popular humana.

La palabra "vampiro" viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago. Durante la expansión del Romanticismo en Europa, la principal reacción al periodo previo de Ilustración enciclopédica y racionalista, el vampiro se convirtió en una temática común y pasó de la leyenda oral a los castillos y los salones elegantes.

Otros nombres son vurdalak (ruso moderno), vrolok (eslovaco), strigoï o strigoiul (rumano moderno), bukolako o vukodlak (serbio), upiro (polaco), nosferatu (del griego nosophoro (νοσοφορος), portador de enfermedad) y vampyrus (latín).

Características de los vampiros

Aunque la descripción de estas criaturas varía un poco entre autores, tienen varias características en común:

* Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado no exactamente vivo pero tampoco muerto, de ahí que se les llame no-muertos.
* Suelen ser de aspecto delgado y lánguido, con largas uñas y piel mortecina.
* Según algunos autores, los vampiros no se reflejan en los espejos, pues son corpóreos.
* Necesitan sangre fresca para vivir.
* Los verdaderos Nosferatus pueden soportar la luz del sol, aunque la odian. Los demás vampiros no soportan la luz del sol, que puede destruirlos o herirlos gravemente.
* Pueden infectar a otros al morderlos, y convertirlos a su vez en vampiros. Los detalles varían.
* Algunos, como Drácula de Stoker, necesitan dormir en tierra de suelo natal.
* Poseen una fuerza sobrenatural.
* Pueden convertirse en criaturas como lobos, ratas o murciélagos cuando se siente en peligro.
* La mayoría sólo puede ser destruido por la luz del sol o al ser decapitado. Los verdaderos Nosferatu sólo pueden morir si se introduce plata bendita en su cuerpo y no hay sangre cerca de ellos en ese momento; de lo contrario, simplemente su cuerpo se destruirá sólo para reconstruirse nuevamente.
* Si se le clava una estaca en el corazón, el vampiro no muere. Según otras fuentes, si muere, pero hay que dejar la estaca clavada. Y debe ser de madera de ciertos árboles, como el roble.
* Si se le decapita muere, en caso de que sea un vampiro de baja categoría (mordido por un vampiro no original).
* Si le da la luz del sol, puede morir pero si llega a tiempo a la sombra, se puede curar sus quemaduras pues tiene gran capacidad de regenerarse.
* Se pueden alejar con ajo pues lo odian por su olor muy fuerte. Tampoco toleran el olor a rosas.
* Para que un vampiro no original, o de baja categoría se vuelva un verdadero nosferatu debe de beber voluntariamente la sangre de aquel que lo mordió (que en este caso debe ser un nosferatu).

El vampiro es un ser físicamente poderoso, tan fuerte como veinte hombres, de una virilidad extraordinaria y extremadamente sexy. Proyecta sombra aunque se mueven a placer y no en la acción que hace. Debido a su consumo de sangre permanece eternamente joven, y es el señor de los murciélagos, las polillas, el lobo, la rata, el zorro y el búho. Es capaz de transformarse en una nube de polvo o vapor, trepa por las paredes con la facilidad de un insecto y, al menos de un modo limitado, es capaz de controlar la furia de los elementos. En Drácula se afirma también que sólo puede entrar en un edificio si se le invita previamente -un innegable simbolismo sexual- y que tiene que dormir en un ataúd que contenga algo de su tierra natal. Le repugna la flor del ajo (una minúscula flor violeta que despide ese característico olor, no su bulbo, que no despide ningún olor hasta que se corta) y la luz del día le molesta, pero no le daña significativamente. La suposición de que la luz del sol hiere o mata a los vampiros es un mito aparecido en los últimos sesenta años.

Suele considerarse que las armas (balas, dagas, espadas, proyectiles) fabricadas en plata pura le pueden herir, pero no las más comunes de plomo o acero. Existen, por el contrario, opiniones contradictorias sobre la utilidad del fuego para destruir a un vampiro, incluso cuando el fuego procede de armas modernas de alta energía. En cuanto al crucifijo y el agua bendita, es algo que Stoker se sintió obligado a incluir en su novela dado el carácter fanáticamente religioso de la sociedad de su tiempo, pero no parece que tengan más fuerza que la de su propio simbolismo. Esto significa que si el vampiro era cristiano cuando estaba vivo, puede sentirse espantado ante tales símbolos, pero si no lo era, no servirán de gran cosa. Con los vampiros más viejos, que nacieron muchos milenios antes de la aparición del cristianismo, la cruz y el agua bendita no serían más que curiosidades históricas carentes de todo poder.



Historia de los vampiros


Si bien existen sugerentes leyendas en todas las civilizaciones de la antigüedad, desde Egipto a Sumeria, la primera referencia histórica del vampiro se encuentra en la obra de Lucio Apuleyo, un escritor y filósofo romano, que vivió entre los años 125 y 180. Su novela De Asino Aureo cuenta la historia de dos hermanas malignas, Meroe y Panthia, que bebieron la sangre de un tal Sócrates (ninguna relación con el gran filósofo griego). Las hermanas cerraron las heridas de Sócrates con una esponjilla para que éste no se diera cuenta de la pérdida de sangre, pero cuando al día siguiente se inclinó para beber agua de un río, la esponjilla se cayó al agua, y tras ella la última gota de vida.

El vampiro como muerto viviente bebedor de sangre ya era conocido en las leyendas de algunos países, siendo posible encontrar relatos en Inglaterra y Dinamarca durante el siglo XII que nos hablan de seres parecidos. Con el tiempo, y especialmente gracias a las novedades que aportaba el llamado Siglo de las Luces donde se vive el triunfo de la razón y el desprestigio de las supersticiones, fueron poco a poco desapareciendo. Pero años más tarde surgió una de las personas que más hizo para avivar estas creencias en el vampirismo, aunque la idea inicial era refutar su existencia, el padre benedictino Dom Augustin Calmet (1672-1757), que vulgarizó en el siglo XVIII las leyendas y fábulas de centroeuropa sobre los vampiros exponiendo en su obra "Tratado sobre los vampiros" (1746) las historias de estos seres en tierras de Austria, Hungría, Polonia, Serbia, Moravia, Silesia y Prusia, aunque también anotó casos de lugares tan distantes como Perú, Laponia o Inglaterra.

Siempre han existido las leyendas de vampiros también en España, como las guaxas en Asturias, las guajonas en Cantabria y las meigas chuchonas en Galicia, todas ellas con un solo colmillo para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.

Los vampiros en la Antigüedad

En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utuhu y a los Maskin, seres muy similares a los vampiros que eran los culpables de las enfermedades y las pestes, por parte del pueblo. Estos seres junto con las huestes de Alal y Telal, pueden considerarse como antecesores de los vampiros.

En el Antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun, caracterizada por tener aspecto de lobo y largos colmillos. Solían alimentarse de los cuerpos de sus víctimas humanas. Los fenicios tenían la creencia de que la mortandad de niños era debida a los ataques de Lilitu, espectro errante que se alimentaba de la sangre de los infantes. Se hicieron exorcismos para devolver a los chupasangres (también llamados chtonios, "amigos de la sangre" a sus tumbas.

Kali Ma, en la India era una diosa sanguinaria y feroz, con cuatro brazos y una larga cabellera. Se le ofrecían sacrificios humanos en los que la sangre era el elemento principal. Otros seres eran los butchas.

En la antigua China se consideraba que se convertían en vampiros aquellos que habían cometido crímenes en vida. Cuando éstos morían, se les exhumaba y se les cortaban todos sus miembros a trozos.

En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también parte de la tradición chilena. También los Aztecas creían en un ser vampirico conocido como Civatateo que atacaba a los niños que después morian de una extraña enfermedad. También se dice que atacaba en las noches y especialmente en los cruces de caminos.

Ya en Europa, más concretamente en la antigua Grecia, existía en su mitología la leyenda de Lamia, que era hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa Hera al conocerse que Lamia tuvo un romance con Zeus. Para vengarse, Lamia comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda se convirtió en superstición que se transmitía en las zonas rurales de Grecia y que contaba que Lamia atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la "chupasangre". Este caso es el más parecido a la concepción histórica de vampiro. También en la mitología griega se encuentra el caso de Empusa, hija de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las striges, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado Vrycolaka, que atacaba a su familia después de muerto.

Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían expiado sus crímenes en vida, y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.

Patología psiquiátrica y vampirismo

Adicionalmente, se debería destacar un origen etiológico del mito que, se repite con cierta frecuencia en la galería de monstruos del cine: las enfermedades mentales, este apartado se refiere específicamente a la patología psiquiátrica.

La historia ha dejado una serie de personajes a los que se le ha atribuido una atracción patológica por la sangre humana. Desde el caballero Gilles de Rais (1400-1440), antiguo compañero de armas de Juana de Arco, que buscando en la sangre el secreto de la piedra filosofal torturó y dio muerte a unos 300 niños, hasta la ya conocida condesa Erzsébet Báthory, que supuestamente bebía sangre de doncellas para mantenerse joven.

El primer vampiro moderno fue el húngaro Bela Kisz que inició sus actividades en 1912 a raíz de la infidelidad de su joven esposa; cuando se fue a la guerra dos años después y no volvió, se le supuso muerto, y al entrar en sus propiedades las autoridades descubrieron 2 barriles metálicos con los cuerpos de su mujer y su vecina, posteriormente encontraron otros 17 barriles más con otras tantas mujeres en su interior que habían sido estranguladas pero, además, presentaban unas heridas en el cuello no encontrando ni una gota de sangre en sus cuerpos. Bela Kisz nunca fue encontrado, y se le consideró un desaparecido de la guerra.

La fama de vampiro la tuvo mayormente el alemán Peter Kürten (1883-1931), más conocido como "El Vampiro de Düsseldorf", que inició sus actividades de muy joven, torturando y matando a animales. A los 5 años intentó ahogar a un compañero mientras jugaban en una embarcación y a los 9 años preparó un accidente en el que murieron dos muchachos. Pese a sus maneras apacibles y su aspecto imperturbable y pese a ser considerado por sus vecinos como una persona seria, honesta y amable, fue condenado por diversos delitos como robo, asalto o deserción de sus obligaciones militares. Su primer homicidio, una niña de 8 años, tuvo lugar en 1913, y al final de su vida fue acusado de 9 asesinatos y siete intentos de asesinato. Murió sin arrepentirse de sus actos y sin sufrir remordimientos por ellos. Su pasión por la sangre le hizo decir antes de ser guillotinado: "Después de que me decapiten, podré oír por un momento el sonido de mi propia sangre al correr por mi cuello. Ese será el placer para terminar con todos los placeres". Esta historia fue llevada al cine como "M el vampiro de Düsseldorf" de Fritz Lang (1931), donde Peter Lorre hacía una magnífica interpretación del asesino.

Otros asesinos han sido definidos como vampiros por su atracción por la sangre. Se puede citar a Martin Dumollard quien mató a varias mujeres en Francia en 1861 y bebió su sangre, también en Francia en 1878 Joseph Vacher bebió la sangre de una docena de sus víctimas. En Italia Vincenzo Verzenia asesinó a dos mujeres para beber su sangre y Eusebius Pleydagnelle mató a seis mujeres por el mismo motivo. En Polonia Stanislav Modziellewski y Juan Koltrun, el llamado "Vampiro de Podlaski", obtuvieron fama porque bebieron la sangre de sus víctimas al igual que el argentino Florencio Roque Fernández. En la década de los 70 fueron descubiertos el milanés Rantao Antonio Cirillo y Richard Trenton Chase, "El Vampiro de Sacramento", que según dijo necesitaba beber sangre para renovar la suya. La californiana Deborah Finch en 1992 que ingirió la sangre de su víctima tras un supuesto pacto suicida. John Crutchley que, entre otros asesinatos sangrientos, mantuvo prisionera a una de sus víctimas en 1985 para poder beber su sangre poco a poco. Marcello de Andrade que mató en 1991 a 14 jóvenes en Río de Janeiro para rejuvenecerse con su sangre. Magdalena Solís, una mujer mexicana que desarrolló una psicosis teológica al creerse una diosa y organizó un culto pseudo religioso y orgiástico con sacrificios humanos que terminaban bebiéndose la sangre de sus víctimas. James Riva, que fascinado por los vampiros desde los 13 años, mató a su abuela en 1980 para beber su sangre como método defensivo, pues creía que era una vampira que se alimentaba de él mientras dormía.

La lista es larga y continua con el famoso Fritz Haarmann "El Vampiro de Hannover" y seguir con Wayne Boden "El Vampiro Violador", Nicolas Claux "El Vampiro de París", etc. Así como otros que han sido apodados vulgarmente por la gente o mayormente por los medios de comunicación como "vampiros" o "dráculas".

Han existido también fraudes vampíricos en los asesinos en serie; el ejemplo más llamativo es el de John George Haigh, apodado como "El Vampiro de Londres", quien utilizó la imagen del vampiro para crear el terror en la mente de las personas y, pese a que no se encontraron evidencias de que bebiera la sangre de sus víctimas ni de que actuara bajo ningún tipo de compulsión por ella, alegó el vampirismo para que le declararan incapacitado mental cuando lo arrestaron en 1949.

Para poner el punto psiquiátrico final a este tema, cabe destacar a un "vampiro" que surgió recientemente influenciado de forma directa por el cine. Se trata de Allan Menzies, un joven escocés de 22 años adicto al cine que se obsesionó con la película "Queen of the Dammed" ("La Reina de los Condenados" de Michael Rymer (2002), según declaró posteriormente a su detención tras matar a Thomas McKendrick (un amigo de 21 años que le facilitó la película por primera vez), vio la película más de cien veces durante ese mes y al final hizo un pacto con Akasha, la vampiresa interpretada por la fallecida cantante estadounidense Aaliyah, para que le convirtiera en inmortal si mataba a alguien. Cuando un día su amigo se burló e hizo comentarios sexuales sobre la actriz, Allan se abalanzó sobre él, le asestó 42 puñaladas y le destrozó la cabeza con más de 10 martillazos; finalmente se bebió su sangre y comió parte de su cerebro. Durante el juicio no se mostró arrepentido en ningún momento e insistía en haberse convertido en un vampiro inmortal; el juez dictó la sentencia en 2003 condenándolo a cumplir al menos 18 años en prisión sin posibilidad de salir en libertad condicional, opinando que era "un demonio, violento y altamente peligroso, no apto para estar en libertad".

Es de destacar que la psiquiatría se ha interesado por estos casos de conducta anormal donde hay una necesidad compulsiva de sentir o ingerir la sangre, existiendo o no el autoengaño creencial de ser un vampiro. Muchos han sido diagnosticados como psicóticos o esquizofrénicos, aunque otros han definido su enfermedad como lo que podría encuadrarse en el llamado "vampirismo clínico" y que se ha intentado renombrar como Síndrome de Renfield, en referencia al personaje enfermo mental y siervo de Drácula que aparece en la obra de Stoker, un comedor compulsivo de moscas y arañas cuyo fin era el de absorberles su fuerza vital.

Pese a que este síndrome no está establecido ni aceptado completamente por el mundo médico, el psicólogo Richard Noll, en su libro "Bizarre Diseases of the Mind" (1990), dice que suele producirse con mayor frecuencia en los varones, e intenta establecer una serie de fases en su desarrollo:

1. Infancia: el primer estadio suele producirse durante la infancia, cuando el niño se ve involucrado en un incidente sangriento en el que descubre la excitación de la sangre;
2. Autovampirismo: donde descubre el placer que le provoca la visión o el sabor de su propia sangre;
3. Zoofagia: donde pasan a probar la sangre de animales, siendo especialmente atraídos por los denominados animales de compañía; y
4. Vampirismo clínico: es el estado más avanzado del síndrome, en el que pasa a ingerir voluntariamente la sangre de otros seres humanos mordiendo a las víctimas por placer, lo que les proporciona una enorme satisfacción hasta llegar al éxtasis, ya que el sabor de la sangre actúa para ellos como si fuera una droga.




¿Dos enfermedades vampíricas?

La rabia, una infección por rabdovirus y la porfiria eritropoyética congénita, también llamada enfermedad de Günther.

Existe también otra enfermedad, no infecciosa sino hereditaria, que clásicamente se ha alzado con el título de "enfermedad de los vampiros" y que, aunque curiosa y merecedora de estudio, no creemos que explique las formas epidémicas del vampirismo ya que es muy poco frecuente, existiendo hoy en día cerca de 250 casos diagnosticados con seguridad (aunque es posible que muchos estén en el archiconocido "cajón de sastre" de los médicos). Hablamos de la porfiria, especialmente en su manifestación más amplia, la llamada porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther en honor de su descriptor.

Las porfirias se producen por errores del metabolismo de las porfirinas, pigmentos precursores de la hemoglobina (ya que forman parte del grupo Hemo de la misma) que se encargan del transporte de oxígeno en la sangre y le da su característico color rojo. Un defecto en el ADN produce una alteración de la actividad enzimática encargada de producir las porfirinas, incrementando su velocidad de formación y produciendo una acumulación excesiva de las mismas.

El depósito de porfirinas en la piel sería causa de una de las características principales que se atribuyen a los vampiros, ya que provoca una hipersensibilidad a ciertas radiaciones del espectro solar (las de 400 nm de longitud de onda y en menor grado las de 500 a 600 nm), lo que desencadena un proceso de producción de peróxidos que, al liberar oxígeno atómico en los tejidos, provoca la destrucción celular. Esta exquisita fotosensibilidad hace que la exposición a la luz solar origine un fuerte enrojecimiento cutáneo, con formación de ampollas que se infectan fácilmente y forman erosiones y úlceras que al cicatrizar dejan marcas y deformaciones en la zona afectada; la piel se agrieta y con la exposición solar es frecuente que sangre con facilidad.

Por otro lado, la clásica "facies vampírica" se explicaría cuando las lesiones faciales son extensas y por su carácter recidivante se vuelven mutilantes, destruyendo los labios (que dejan la dentadura al descubierto, aparentando ser los dientes de mayor tamaño que el normal), así como los cartílagos de la nariz (mostrando frontalmente los agujeros nasales) o los auriculares (dando ocasionalmente un aspecto puntiagudo a las orejas). Al acumularse las porfirinas, los ojos pueden aparecer de color rojizo así como los dientes (donde aparece la llamada eritrodoncia por el depósito porfirínico en la dentina).

Por otra parte, los defectos en la producción de hemoglobina dan lugar a un cuadro de anemia hemolítica con toda la sintomatología característica de las anemias, siendo llamativa la palidez general tal y como presenta la imagen clásica del vampiro. Un tratamiento habitual son las transfusiones de sangre o del grupo Hemo, que no sólo mejoran la anemia sino que frenan la producción de porfirinas; muchos han alegado que por esa razón los vampiros ansían la sangre, pero aunque antiguamente la terapéutica médica para las anemias incluía beber sangre de otros animales, lo cierto es que los jugos digestivos la destruirían (y mucha sangre tendrían que ingerir para que pudiera absorberse una mínima parte del grupo Hemo)

Para completar el cuadro, el organismo actúa y en un intento de proteger la piel del sol, desarrolla un hirsutismo o desarrollo anormal del vello en la frente, pómulos y extremidades, afectando a zonas tan poco habituales como las palmas de las manos (una característica que Bram Stoker narra en su novela al describir por primera vez al conde Drácula).

Existe un dato muy curioso y que anima mucho a los amantes de las explicaciones vampíricas. Nos referimos al efecto que tiene el ajo para ahuyentar a los vampiros; el ajo ha sido casi un estandarte, junto al limón, para los defensores de la medicina natural, ya que le atribuyen propiedades antisépticas, antiparasitarias, expectorantes o hipotensivas. En 1978 se expuso a la comunidad científica que algunos extractos del ajo producirían un bloqueo de la coagulación de la sangre al inhibir la agregación plaquetaria; por otra parte, el grupo Hemo que forma parte del citocromo P-450 podría ser destruido por uno de los elementos del ajo, el alquildisulfuro. Quizá por ello, los vampiros porfíricos huirían de él, pues su ingesta u olor podría agravar rápidamente su estado de salud.

Este tipo de porfiria no trastorna, curiosamente, la sensación de bienestar del enfermo, aunque por el tipo de vida al que se encuentra sometido es frecuente que altere las facultades mentales, lo que podría explicar las obsesiones y crueldades que se atribuyen a los vampiros.

Aunque la teoría porfírica del vampirismo no explica bien las epidemias de vampiros, se ha intentado acercar al mito suponiendo que al darse antiguamente entre clases nobles (donde era frecuente el derecho de pernada feudal) sería de suponer una diversificación del material genético del afectado de porfiria entre el pueblo llano, por lo que se podrían producir varios casos en un mismo periodo y con relativa frecuencia, explicando además los casos de vampirización dados en el entorno familiar del supuesto vampiro original. Por otra parte, entre las diversas variedades de la porfiria (especialmente en las variedades aguda intermitente, variegata y coproporfiria) puede desencadenarse una crisis por la ingesta de determinados medicamentos como los anticonceptivos, el diazepam, el fenobarbital o la metoclopramida (entre otros muchos más) o, más especialmente en el tema que nos ocupa, por la toma de alcohol o incluso por el estrés intenso (situación que se crearía con relativa facilidad en el ámbito supersticioso y aterrador de la creencia en los ataques vampíricos).



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